Tengo 97 años. Nací y vivo en Girona. Soy viudo y tenía un hijo. No sé si creer en nada. Cuando acabó la guerra me exilié en Francia, estuve en el campo de Argelers, en el campo de concentración de Dachau y fui prisionero de los nazis.

»Cuando volví del exilio mi madre no me reconoció»
¿Cómo se encuentra aquí en la residencia?
¡Querría huir de la residencia! Pero el trato y el servicio son buenos, aunque no me acostumbro a la comida.
Usted tuvo que exiliarse a Francia
Yo no creo ni en los partidos ni en los políticos. Pero cuando tenía 16 años, las juventudes comunistas me lavaron el cerebro y yo iba chillando consignas por la Rambla. Teníamos un centro con bar y baile, pero cuando llegó Franco a Girona tuve que marchar.
¿Recuerda el día en que se fue?
Recuerdo que el día anterior bombardearon Girona y mi cuñado, el artista Narcís Carmaniu, estaba en Intendencia y me envió a la gasolinera de la plaza Poeta Marquina. Allí me obligaron a llenar los dipósitos de los vehículos en retirada durante tres días. Volvieron a bombardear la ciudad, en la calle del Carme, y con la confusión me escabullí.
¡Menuda historia!
Me fui con unos pantalones de piloto, un saco y unas botas que encontré en Intendencia. Crucé la frontera con el alcalde de entonces, Josep Ballesta, del PSUC.
¿Cuál fue su viaje por Francia?
Mira, cuando llegué a Francia cogí un tren, escondido en el lavabo, y me llevó a Pas-de-Calais, en el norte de Francia. Estuve en Arras, la capital del departamento, y cuando empezó la guerra con los alemanes me enviaron al sur y me encerraron en el campo de refugiados de Argelers. Después escapé a Le Neubourg (Normandía). Reculamos hasta Oradour-sur-Glane (Nueva Aquitania) y de allí al campo de concentración de Dachau. Después nos trasladaron a Burdeos. Me escapé y llegué a España en tren, a Irun (Gipuzkoa). Y finalmente volví a Girona.
¡Se recorrió toda Francia! ¿Cómo era el campo de Argelers?
Cuando llegué a Argelers ya había barracas, al principio se dormía en la arena de la playa. Comíamos lo que podíamos. Allí estuve seis o siete meses.
Y salió del campo
Me presenté voluntario en el ejército francés para ir a Indochina, pero como me faltaban un par de muelas sabía que no me aceptarían y me enviarían a un batallón de trabajo. Y así salí de Argelers.
¿Qué hacía en el batallón de trabajo?
Estuve en el departamento de Le Neubourg, cerca de Rouen, trabajando en una fábrica de aviación durante cuatro meses. Pero cuando los alemanes ocuparon Francia en 1940 nos retiramos hacia el sur con el general Pétain.
¿Y después?
Llegamos a Oradour-sur-Glane, que es famoso porqué los alemanes lo masacraron años más tarde. Pétain intercambió 22.000 españoles con los alemanes por 22.000 prisioneros franceses. Yo era uno de esos 22.000.
¿Fue enviado al campo de Dachau?
Sí. Los ingleses bombardearon las vías del tren que nos llevaba a Burdeos y aprovechamos para escaparnos. Los nazis nos persiguieron y nos llevaron a Dachau. Allí no estuve en régimen de interno común, trabajé como un esclavo quinze días y después nos volvieron a llevar a Burdeos.
Tenía que ser horroroso
Sí… Como era joven tenía mucha hambre, más bien pasábamos mucha hambre. Sólo teníamos pan negro y a veces una lata de sardinas. Pero sobretodo pasé mucho sueño, nos dejaban dormir muy pocas horas. En España tuvieron que buscar un médico porqué ni con una ducha me despertaba.
¡Dios mío!
Después nos trasladaron a Burdeos. Trabajé, forzado, en una base submarina a pico y pala. Cada quince minutos nos revisaban las vagonetas llenas de tierra.
¿Cómo escapó de allí?
Salí por la puerta.
¿Cómo?
Me puse la mejor ropa que tenía y me puse una pipa en la boca. Me acerqué a los vigilantes y me echaron. Pensaron que era algún ingeniero y salí.
¡Increíble!
Alquilé un meublé en Burdeos. Los propietarios pasaban lista y informaban a los nazis cada día. Por un contacto me inscribí en el consulado para volver a España. Me levanté a las cinco de la mañana, antes que pasaran la lista a las autoridades, y subí al tren, pero estaba lleno de alemanes. Un chico de la resistencia francesa me ayudó y me indicó cómo subir a un tren que iba hacia Irun. El maquinista era cómplice nuestro y iba más lento para que pudiéramos saltar a los vagones.
Llegó a España
Las chicas de Irun se portaron muy bien conmigo. Eran de la Sección Femenina de la Falange Española y me hice pasar por menor de edad, aunque ya tenía veintiún años, era el año 1943.
¿Y después hasta Girona?
Una de las chicas me acompañó hasta Girona y recuperé mi vida. Trabajé en la Gremial, donde envasaban gaseosas, y después volví a trabajar con los de Cal Escatllar. Cuando volví mi madre no me reconoció.
No hace mucho que explica su historia, ¿por qué?
Mucha gente pasó lo que yo pasé. Durante la dictadura era mejor no hablar del tema y mi mujer nunca quiso recordar aquello. Pero al final me decidí a contarlo.