
El pasado lunes se conoció el formato del Debate Electoral de Atresmedia para las elecciones generales del 28 de abril. El debate se emitirá en directo el 23 de abril y será presentado y moderado por Ana Pastor y Vicente Vallés. Atresmedia ha preparado un debate a cinco, es decir, que contará con la participación de PSOE, PP, Cs, Podemos y el partido de extrema derecha Vox. La polémica ha estallado por la invitación de la formación ultraderechista al debate.
Antonio García Ferreras dijo en Al Rojo Vivo que la decisión fue tomada siguiendo criterios periodísticos. También puso de ejemplo el debate cara a cara francés entre la ultraderechista Marine Le Pen y Emmanuel Macron. Poner de ejemplo este debate es no saber de lo que se está hablando. Las elecciones presidenciales francesas se dividen en dos vueltas. La presidencia de la República se decide en la segunda vuelta, en la que se enfrentan los dos candidatos con más votos en la primera vuelta. El cara a cara entre Le Pen y Macron se celebró después de la primera vuelta, cuando eran los únicos candidatos a la presidencia.
El presentador de La Sexta también dijo que en el debate electoral para las elecciones de diciembre de 2015 se invitó a Podemos y a Cs, cuando no tenían representación en las Cortes. En un principio no se le puede negar a Ferreras este criterio, pero después observamos que Izquierda Unida, con un millón de votos y representación en las Cortes, no fue invitada al debate del 2015. IU era una formación minoritaria nos podrían decir desde Atresmedia. Vox también es una formación minoritaria.
Para entender bien lo que sucede, pondremos el ejemplo de Alemania. En el país germánico la ultraderecha está representada por Alternativa por Alemania (AfD). Este partido antes de las elecciones de 2017 tenía representación en la mayoría de estados federales, o lands, y en 2014 consiguió más de 2 millones de votos en las elecciones europeas. Aun así, las televisiones alemanas decidieron no invitar a sus debates electorales a AfD. Su criterio era simple: no dar alas a un partido que en Alemania recuerda a los peores momentos de su historia, y también de la historia mundial. Era parte del llamado ‘cordón sanitario’. Esto quiere decir no pactar con la ultraderecha y/o no promocionar estos partidos, en definitiva, marginar a la extrema derecha. Este ‘cordón’ también se aplica en otros países europeos como Francia, Bélgica, Holanda, Eslovenia o Suecia.
Los ‘criterios periodísticos’ de los que alardeaba García Ferreras seguramente son la audiencia y el share. En vez de 4 millones de espectadores, es posible que Atresmedia quiera 8 millones. Los medios de comunicación de este país tienen mucha culpa en el auge de la formación ultraderechista Vox. Sensacionalismo, como en el caso Julen, es este el periodismo de hoy.
No importa dar alas a la ultraderecha, no importa que esto pueda provocar un retroceso democrático. Importa la audiencia, importa el show mediático.